Durante toda mi vida busque la felicidad fuera de mí: En una
relación, en estudios, viajes, etc. Cuando el cáncer apareció en mi vida
me vi obligada a verme y encontrarme, por qué sólo sabiendo quien era
podía darme cuenta de la fuerza que tenía para enfrentar todo lo que
implica tener esta enfermedad. Creo que solo aquellos que lo vivimos
sabemos cómo te marca y te cambia para siempre. Ya que el cáncer implica
una serie de pérdidas y re adaptaciones constantes, te obliga a ver que el único tiempo que existe es el ahora y te enseña que lo único que tienes seguro es a ti mismo.
El cáncer me llevo a ver a una nueva Yahel y en esta etapa la estoy
conociendo, una Yahel que está aprendiendo a vivir con los cambios,
readaptaciones y pérdidas, que está conviviendo con las secuelas de
tratamientos y sobre todo una Yahel que por fin está entendiendo que la
única fuente de felicidad está dentro, no ha sido fácil darme cuenta de
eso, pues yo pensaba que si la vida me daba una segunda oportunidad iba a
convivir más con mi padre, salir más con mis amigos, disfrutar más a mi
pareja, iba a estar feliz todo el tiempo, iba a hacer mil cosas,
realizar sueños y la realidad es que aunque quiero hacer todo hay veces
que no tengo la energía de antes, hay días en que el cansancio es tan
grande y los dolores en el cuerpo tan fuertes que solo quiero estar
acostada, mi tratamiento continua así que las visitas al hospital, los
piquetes y estudios siguen siendo constantes. Los cambios hormonales por
los tratamientos me tienen en un espiral de alegría, hipersensibilidad,
llanto, nostalgia que a veces va más allá de lo que yo puedo entender y
manejar y no sé si lloro porque estoy feliz o estoy feliz porque no
lloro. Las personas a mi alrededor siguen con sus vidas y procesos y a
veces no se dan cuenta de la importancia del ahora, que a mí me enseño
el cáncer y la conciencia de que mi vida se podía acabar en cualquier
momento. Y entonces postergan las salidas y olvidan cómo valorar y
disfrutar los momentos.
Así que no es fácil sobrellevar todo
esto y entonces me repito constantemente que no es hacia fuera sino
dentro, que el secreto para encontrar la paz, la felicidad, la fortaleza
es mirarse en el espejo y ver que el camino es el autodescubrimiento:
dar pasos internos que nos llevan a darnos cuenta de que todo lo que
siempre hemos buscado afuera, en viajes, relaciones, trabajos, parejas
realmente se encuentra en donde esta nuestro reflejo.
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Fotografía: Aldo Diaz