martes, 23 de abril de 2019

Hacía dentro

Durante toda mi vida busque la felicidad fuera de mí: En una relación, en estudios, viajes, etc. Cuando el cáncer apareció en mi vida me vi obligada a verme y encontrarme, por qué sólo sabiendo quien era podía darme cuenta de la fuerza que tenía para enfrentar todo lo que implica tener esta enfermedad. Creo que solo aquellos que lo vivimos sabemos cómo te marca y te cambia para siempre. Ya que el cáncer implica una serie de pérdidas y re adaptaciones constantes, te obliga a ver que el único tiempo que existe es el ahora y te enseña que lo único que tienes seguro es a ti mismo.
El cáncer me llevo a ver a una nueva Yahel y en esta etapa la estoy conociendo, una Yahel que está aprendiendo a vivir con los cambios, readaptaciones y pérdidas, que está conviviendo con las secuelas de tratamientos y sobre todo una Yahel que por fin está entendiendo que la única fuente de felicidad está dentro, no ha sido fácil darme cuenta de eso, pues yo pensaba que si la vida me daba una segunda oportunidad iba a convivir más con mi padre, salir más con mis amigos, disfrutar más a mi pareja, iba a estar feliz todo el tiempo, iba a hacer mil cosas, realizar sueños y la realidad es que aunque quiero hacer todo hay veces que no tengo la energía de antes, hay días en que el cansancio es tan grande y los dolores en el cuerpo tan fuertes que solo quiero estar acostada, mi tratamiento continua así que las visitas al hospital, los piquetes y estudios siguen siendo constantes. Los cambios hormonales por los tratamientos me tienen en un espiral de alegría, hipersensibilidad, llanto, nostalgia que a veces va más allá de lo que yo puedo entender y manejar y no sé si lloro porque estoy feliz o estoy feliz porque no lloro. Las personas a mi alrededor siguen con sus vidas y procesos y a veces no se dan cuenta de la importancia del ahora, que a mí me enseño el cáncer y la conciencia de que mi vida se podía acabar en cualquier momento. Y entonces postergan las salidas y olvidan cómo valorar y disfrutar los momentos.
Así que no es fácil sobrellevar todo esto y entonces me repito constantemente que no es hacia fuera sino dentro, que el secreto para encontrar la paz, la felicidad, la fortaleza es mirarse en el espejo y ver que el camino es el autodescubrimiento: dar pasos internos que nos llevan a darnos cuenta de que todo lo que siempre hemos buscado afuera, en viajes, relaciones, trabajos, parejas realmente se encuentra en donde esta nuestro reflejo.

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Fotografía: Aldo Diaz




Si se puede

Estamos tan bombardeados de información, historias, malas noticias, dolor que el miedo se contagia. Cuando eres un paciente con cáncer se dice tanto de esta enfermedad que muchas veces estás lleno de temor. Es por eso que creo que hay que esparcir esperanza.
Cuando estaba recién diagnosticada escuchar testimonios de sanación me daba fuerza y ganas.
En mi última vista con la oncologa. Me entregó los resultados de mis estudios de control donde decía: sin evidencia de enfermedad. Y aunque sé que es muy pronto para cantar victoria pues sigo en tratamiento, también se que el día de hoy ya no tengo cáncer. Y como el hoy es lo único que realmente tenemos por seguro, mi felicidad de saber que no hay cáncer en mi cuerpo es enorme. Y quisiera compartir esta esperanza con todos los que me leen, por qué escuchamos y vemos historias donde el cáncer significa muerte y en muchos casos no es así. Los tratamientos son duros, los efectos y secuelas son difíciles pero el escuchar que todo va marchando bien hace que todo lo que sufrí, lloré, perdí adquiera un nuevo sentido y ahora viendo hacia atrás veo que todo eso valió la pena.
El cáncer llegó sin avisarme y me cambió la vida, este proceso me ha enseñado más que cualquier otro. Hubo días que creí que no podía más y aquí estoy libre de cáncer, reconstruyendo a la nueva Yahel y hoy no estaría en donde estoy de no ser por la ayuda y bendiciones que Dios me manda con las personas que se cruzan en mi camino. Bendiciones que se manifiestan en el amigo que te da la mano, en las personas que oran por mi, en el apoyo de mi familia, en la atención de los médicos y enfermeras. Me siento inmensamente agradecida por todos los que me han acompañado en este camino y han dejado huellas a mi lado. Agradecida por los que me levantaron cuando caía y me alentaron cuando no podía más. Ahora entiendo que paso a pasito si se puede, si se puede, se puede ...que estás palabras siembren esperanza en todos aquellos que lo necesiten escuchar: SI SE PUEDE!!
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