Estoy a tres días de terminar el tratamiento de 25 radiaciones. Y
aunque me siento feliz de dar un paso más en todo este proceso y poder
seguir avanzando, también tengo una mezcla de emociones que no logro
definir.
Me siento en un punto en el que parece que pasó un
huracán en mi vida: diagnóstico, quimios, cirugía, radios…..y ahora que
los vientos empiezan a estar más tranquilos estoy observando y dándome
cuenta de todo lo que este huracán cambió y se llevó. Siento que estoy
haciendo el recuento de los escombros. Todo lo que se movió, ajustó y
entendió durante la tormenta se debe de acomodar y no sé ni por dónde
empezar, ¿Cómo se regresa al mundo después de todo esto? ¿Cómo empieza
la reconstrucción de uno mismo?.
Creo que el primer paso es aceptar que uno nunca va a volver a ser la
persona que era antes de toda esta batalla, y ¡qué bueno! porque estoy
segura de que ahora soy una mejor persona: más fuerte, más alegre, menos
complicada, más paciente, más tolerante, más agradecida, más en paz….
El cáncer dejó marcas en mi cuerpo y en mi vida, hay pedazos de mí que
aún están quebrados, hay lugares en los que aún duele, hay grietas por
sanar. Pero en todas estas ruinas he descubierto los cimientos que me
mantienen en pie, he descubierto de lo que estoy hecha y de lo que puedo
ser capaz, este huracán que revolucionó todo, vino a enseñarme lo que
realmente me sostiene y me dio la oportunidad de volverme a construir
con remodelaciones y mejoras.
No estoy segura de que la tormenta
haya pasado del todo, pues aún falta camino para alcanzar la meta, no
tengo idea de cómo empezar a reacomodar todo esto, lo que si tengo claro
es que el primer paso no está en enfocarse en lo que la tormenta hace
de nosotros, si no lo que nosotros podemos hacer con esa tormenta.
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