lunes, 20 de septiembre de 2021

Las pequeñas grandes pérdidas


Cuando te has enfrentado a un diagnóstico de una enfermedad, que como dice mi buen amigo el Dr. Olvera, es potencialmente mortal y has sobrevivido hay veces que quieres comerte al mundo, exprimirlo y vivir todo lo que quieres y te falta por hacer antes de que sea demasiado tarde.
Este fin de semana tuve una gran lección con una maestra de 4 patas que quiero compartir. En casa amamos a los perros y mi marido y yo siempre habíamos querido un perro de esta raza y de repente de la nada “la niña” apareció buscando un hogar y con algo de dudas pero más que nada llevada por el impulso de: vida sola hay una no te quedes con las ganas recibimos a la niña en casa.
Nunca pensé en la Yahel que soy ahora y que creía que tenía muy aceptada y trabajada, nunca pensé en la Yahel con fatiga crónica por los tratamientos, con un catéter puerto, con una cirugía que no le permite cargar y hacer esfuerzos nunca medí que la pérdida de la salud implica acostumbrarse a una nueva realidad que no siempre es fácil y no siempre es cómoda y que en ocasiones te limita mucho más de lo que puedes imaginar. Por querer vivir y no quedarme con las ganas, olvidé por un instante los efectos de mi tratamiento hormonal y dije que sí, sin querer aceptar y ver mi realidad en donde a pesar del amor, de las gamas y de la disposición físicamente “la niña” me sobrepaso. Así que de nuevo el cáncer con sus lutos interminables me enseñó que hay que renunciar a esas pequeñas grandes cosas y que a pesar de lo mucho que la quería tuve que dejarla ir.
Lo maravilloso es que la vida conspira y que “la niña” haya estado con nosotros unos días sirvió para que fuéramos puentes del hogar perfecto con la persona indicada para ella.
Escribo esto y lloro por que de nuevo me enfrente a una pérdida por el cangrejo y por que así como ella se fue, me enfrenté al hecho de que tuve que dejar ir muchos de esos “después” que la Yahel antes del cangrejo dejó pendiente, pero también escribo esto como recordatorio de que no existen “después” y que si quieres algo y sueñas con algo, el momento de hacerlo es ahora, por que la rutina nos hace olvidarnos de gozar esas pequeñas grandes cosas que tenemos a diario, así que disfruta, vive, haz, no te quedes con las ganas, pues no sabes realmente como tu vida puede cambiar de la noche a la mañana.
Y aunque creía que podía, entendí que aún estoy sanando, que aún me falta recuperarme, que aún no tengo la fuerza para alguien como ella, que me sigo enfrentando a la reconstrucción de una Yahel después del cáncer y que hay cosas de la Yahel de antes que aún tengo que aprender a dejar atrás.
Se que hay tiempos y momentos para todo, hoy toca seguir cuidándome, hoy toca recordar en no dejar “despueses” ya mañana tocará intentarlo de nuevo.
PD. Nótese mi cara de cansancio entre el día uno con la niña y el día que me despedí de ella.

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