Mujeres de Hierro (2)

El día que me cayó el 20 de que había perdido mis senos, fue un poco después de mi cirugía, ya que con el shock inicial, el dolor, los drenes, las curaciones y la espera de resultados no había podido procesar todo lo que estaba viviendo. Fue hasta que acompañé a mi prima a probarse el vestido de su graduación cuando viendo esos vestidos escotados me di cuenta de que mi cuerpo era ahora muy diferente y que muy probablemente yo nunca pudiera usar un vestido así.

Ese día llegue a mi casa y llore mucho, lloré por todo lo que no había llorado en mi proceso y lloré porque estaba plana y porque creía que jamás iba a poder usar un vestido así de bonito, como el de mi prima. Lloré porque tenía miedo de no poderme ver hermosa, lloré porque me daba pena que Vladi (mi marido) me tuviera que ver así “mutilada”. Lloré porque perdí mis senos demasiado joven y lloré y lloré hasta cansarme…. Después me quité la playera y me paré frente al espejo y me dije que no me iba a mover de ahí hasta que me sintiera en paz con el reflejo que estaba viendo. Porque aunque Vladi me dijera que no le importaba como me veía, aunque por ser flaca no se notara tanto mi mastectomía, la única que tenía el poder de aceptar mi nuevo cuerpo era yo. Y sabía que si no lo hacía iba a ser muy doloroso y difícil poder seguir adelante. 

Así que en ese reflejo, poco a poco, fui juntando los pedazos devastados convertidos en lecciones y me fui reconstruyendo, y ahí supe que la única reconstrucción que yo iba a tener era esa, la que yo me diera amando y aceptando el cuerpo que tenía, fortaleciendo mi espíritu para que desde adentro se manifestara mi belleza.

En esta maravillosa foto del proyecto de Mujeres de Hierro, les presento a la Yahel reconstruida, orgullosa de sus cicatrices y consciente de su verdadera belleza.

Gracias al fotógrafo Gerardo Cárdenas porque con su ojo me ayudó a plasmar que hay belleza, erotismo y sensualidad después del cáncer.

Maquillaje Viktor Darknees y Seth Nava

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