viernes, 6 de agosto de 2021

Alpinista

 

Hoy me apareció en Facebook el recuerdo de que hace dos años me enteré que vencí al cáncer y aunque sabía que tenía que seguir en tratamiento, en ese entonces pensaba que ahí acababa la parte empinada de mi camino.
Que equivocada estaba. En ese momento no lo entendía pero realmente apenas estaba llegando al campamento base y apenas comenzaba el camino para subir y llegar a la cima.
Nunca imaginé que el camino sería tan largo!!!! porque a pesar de seguir en remisión los tratamientos continúan y a veces los efectos secundarios de estos se reflejan en cansancio acumulado, malestares, incertidumbre y falta de ganas. Y avanzar cada vez parece más difícil y la cima se ve más lejana.
Pero si en vez de voltear para arriba, miro hacia atrás me sorprendo con todo lo que he avanzado, me tocó escalar una gran Montaña pero he aprendido el arte de ser alpinista.
He aprendido que hay que parar para seguir avanzando, he reconocido lo que necesita mi cuerpo y aunque a veces quiero correr para avanzar el camino es paso a paso.
He entendido que el clima a veces te sorprende, te agarra desprevenido, la montaña no es estática, siempre cambia. Y no siempre a nuestra conveniencia.
El camino puede tener un cielo azul y un sol radiante y de un momento a otro puede aparecer una tormenta.Y no importa si te enojas, si te desesperas, si le gritas a las nubes, el clima no va a cambiar, lo único que puede cambiar, de lo único que yo tengo el control es de cómo me enfrento y me adapto a las circunstancias. Y aunque a veces las nubes cubren la visión, ahora comprendo que si espero a que pase la tormenta, siempre el cielo se aclara. Y aunque me sienta perdida si suelto y fluyo y permito que pase; el camino se revela.
He comprendido que aunque soy yo la que estoy escalando muchas veces necesito quien me sostenga la cuerda y me ayude a subir. Y que sin la ayuda de todos los que me acompañan yo no podría seguir avanzando. Cada quien conquista su propia cima, sin embargo las manos que te levantan son necesarias en el camino. Nada grandioso hacemos solos; dicen los maestros alpinistas.
Esta montaña me ha llevado a superar los límites que creía tener, me ha reflejado mis mayores miedos y mis más grandes capacidades. La montaña me ha enseñado que el mayor enemigo del camino es la cabeza, la mente y los pensamientos, estos son los que te detienen, los que te llenan de miedo, los que te hacen dudar, Y en esta subida, cambiar un pensamiento hace la diferencia. He entendido que puedo porque creo que puedo.
Y a pesar de ser empinada a veces dolorosa y muy grande he aprendido a amar mi Montaña
por que me ha dado y me ha enseñado más de lo que puedo expresar y agradecer. Y como todos lo sabemos lo maravilloso de escalar montañas, no se encuentra solo en la cima, sino en el propio trayecto.
El día de hoy entiendo que aún falta camino para la cima, pero no tengo prisa, sé que por duro y difícil que parezca, este camino siempre traerá lecciones positivas. Y que paso a paso cuando menos me lo espere miraré hacia atrás y me seguiré sorprendiendo de la maravilloso que es la vista desde lo alto y que a pesar de que haya momentos en los que piense que no puedo resistir más, he aprendido que en esta subida solo se puede continuar porque definitivamente rendirse no es opción.

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