viernes, 6 de agosto de 2021

Sobreviviente

 

Junio es el mes del sobreviviente de cáncer y el primer domingo de este mes se conmemora a los 16,9 millones de sobrevivientes de cáncer que habemos en el mundo.
Y creo que hacen falta más películas de Hollywood en donde el enfermo de cáncer se cure para que veamos al cáncer sin tanto tabú y sin tanto miedo. Creo que es importante decir que actualmente el cáncer puede ser tratable, controlable y en muchos casos curable. Y que los años de sobrevida a la enfermedad han aumentado. Creo que hay que hablar del cáncer como es y sobre todo creo que es necesario escuchar historias de vida, milagros y esperanza que mucha falta hacen este mundo desencantado.
No soy muy fan de la palabra sobre vida porque de alguna manera me suena a que te las tienes que ingeniar para seguir viviendo. Y aunque te tienes que adaptar a las secuelas que provocan los tratamientos y la propia enfermedad. Considero que tras haber pasado un cáncer más que sobreviviente soy alguien a la que la pérdida, el dolor, el miedo me enseñó lo importante de vivir.
Me enseñó a no vencerme por el desaliento, a no perder las ansias de hacer cosas extraordinarias, a no resignarme, a valorar la belleza de las cosas simples y a hacer poesía de las cosas pequeñas. Aprendí a disfrutar del pánico que provoca tener la vida por delante y a vivirla intensamente con todas sus gamas y tonalidades, a llorar en los días grises y bailar y reír sin parar en los días soleados. Aprendí a recibir con humildad y dar sin esperar. Entendí que la amistad puede ser una palabra de un desconocido en la sala de espera del hospital o las llamadas y visitas de la amiga que estará contigo hasta la eternidad. Comprendí que Dios hace milagros mediante canales inesperados y que cada acto de amor se convierte en el motor cuando hace falta ese empujón. Ahora tengo la certeza de que las pérdidas siempre traen ganancias y que hasta las más difíciles situaciones traen dentro de sí disfrazadas bendiciones.
Y sí he sobrevivido a muchas cosas en este camino del cangrejo: a piquetes, quimios, estudios, radios, cirugías, discriminación, desabasto, miedo, soledad, dolor… pero sobre todo he comprendido que no hay que sobrevivir más bien hay que saber vivir.



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